MUJERCITAS PARTE 2
PLAN LECTOR CSRL, LA ROMANA
jueves, 10 de marzo de 2016
viernes, 4 de marzo de 2016
Biografía de Juan Bosch
JUAN BOSCH
Escritor, cuentista, novelista y ensayista. Nació en la ciudad de La Vega el 30 de junio de 1909 y murió en Santo Domingo el 1 de noviembre de 2001. Hijo de don José Bosch y Angela Gaviño. El padre de nacionalidad española y la madre también, nacida en Puerto Rico, se habían establecido en el país en los finales del siglo pasado.
Juan Bosch vivió los primeros años de su infancia en una pequeña comunidad rural de esa provincia, llamado Río Verde. Allí realizó sus estudios primarios y más tarde su familia se trasladó a La Vega en donde cursó los primeros años del bachillerato. En su juventud vivió en la ciudad de Santo Domingo y trabajó en establecimientos comerciales; más tarde viajó a España, Venezuela y algunas de las islas del Caribe.
A su retorno a la República Dominicana en los primeros años de la década iniciada en 1931, publicó su ensayo "Indios", inmediatamente después "Camino Real" y la novela "La Mañosa", aclamada por la critica nacional como una obra de extraordinario valor en la literatura dominicana. Fundó y dirigió la página literaria del periódico Listín Diario, en el cual se perfiló como un notable critico de arte y ensayista.
Se casó con la señora Isabel García y en su matrimonio procrearon a sus hijos León y Carolina.
En los primeros años de la dictadura de Rafael Trujillo Molina fue encarcelado por razones políticas, permaneciendo varios meses en prisión siendo libertado sin cargos de ninguna naturaleza. En 1938 se ausentó del país estableciéndose en Puerto Rico, y luego se trasladó a Cuba donde dirigió la edición de las obras completas de Eugenio María de Hostos. En 1939, junto a otros exiliados políticos, fundó el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), el cual organizó y dio a conocer en otros países del Caribe y América Latina. En los años transcurridos entre 1940 y 1945 se destacó como uno de los más notables escritores de cuentos de la región y laboró activamente en la formación de un frente antitrujillista encabezado por el PRD.
Colaboró con el Partido Revolucionario Cubano y desempeño un destacado papel en la redacción de la Constitución de aquel país promulgada en 1940. allí contrajo matrimonio con la dama cubana Carmen Quidiello, de cuyo matrimonio nacieron sus hijo Patricio y Bárbara.
Ganó importantes premios internacionales de cuentos y ensayos, entre los cuales se distingue el premio "Hernández Catá" que se otorgaba en la Habana a los cuentos escritos por autores de América Latina. Fue uno de los principales organizadores de la expedición militar que se gestó en "Cayo Confite" y en la cual participaron cientos de ciudadanos, cubanos y centroamericanos con intención de derrocar la dictadura de Trujillo.
Fracasada esa expedición, Bosch se trasladó a Venezuela y a otros países de América Central, donde desarrolló una activa campaña antitrujillista y consolidó su fama de escritor, cuentista y ensayista de primera categoría. Para ese momento había escrito cuentos de profundo contenido social, entre los que pueden citarse " La Noche Buena de Encarnación Mendoza", "Luis Pié", "Los Amos" y "El Indio Manuel Sicuri" calificados por la crítica como obras maestras del género. En Cuba, lugar al que regresó requerido por sus amigos del Partido Revolucionario Auténtico, desempeñó importantes papeles en la vida política, siendo reconocido como promotor y autor de importantes leyes y del discurso pronunciado por el Presidente de la República , cuando se trasladaron los restos de José Martí al cementerio de Santiago de Cuba. Meses después del derrocamiento del gobierno civil, como consecuencia del golpe de Estado encabezado por Fulgencio Batista, y después de haber sido encarcelado por las fuerzas represivas del gobierno golpista, se ausentó nuevamente del país estableciéndose en Costa Rica.
Dedicado a tareas pedagógicas políticas en ese lugar y a sus actividades como Presidente del PRD, el más importante Partido político opositor del Régimen de Trujillo, en el exilio, se produjo en Cuba el triunfo encabezado por Fidel Castro, que motorizó un reordenamiento político, económico, y social en los países del Caribe. Bosch, con instinto certero, percibió el proceso histórico que se había iniciado a partir del 1ero de enero de 1959, con el advenimiento de Castro a la jefatura política y militar de la nación cubana y dirigió a Trujillo una carta, el 27 de febrero de 1961, en la cual le advertía que su papel político, en términos históricos, había concluido en la República Dominicana.
Ajusticiado Trujillo
El 30 de mayo de ese año, Bosch regresó a su país luego de veintitrés años de exilio, cuatro meses después de haberse establecido en territorio dominicano el Partido que había fundado en 1939. Su presencia en la vida política nacional, como candidato a la presidencia de la República revolucionó y modificó substancialmente el estilo de realizar campañas electorales en el país. Su forma directa y sencilla de dirigirse a las capas más bajas de la población, tanto rurales como urbanas, le permitió desarrollar una profunda influencia y simpatías populares, que lo perfilaron como incuestionable ganador de las elecciones de diciembre de 1962.
El 30 de mayo de ese año, Bosch regresó a su país luego de veintitrés años de exilio, cuatro meses después de haberse establecido en territorio dominicano el Partido que había fundado en 1939. Su presencia en la vida política nacional, como candidato a la presidencia de la República revolucionó y modificó substancialmente el estilo de realizar campañas electorales en el país. Su forma directa y sencilla de dirigirse a las capas más bajas de la población, tanto rurales como urbanas, le permitió desarrollar una profunda influencia y simpatías populares, que lo perfilaron como incuestionable ganador de las elecciones de diciembre de 1962.
Celebrado el torneo electoral, Bosch obtuvo un triunfo arrollador sobre los electores más conservadores del país, representado por la Unión Cívica Nacional. Combatido desde ante de su ascensión al poder por esos mismos sectores que fueron derrotados en las elecciones, tomó posesión como Presidente de la República el 27 de Febrero del 1963.
Bosch dio inicio a una gestión gubernativa patriótica, reformadora, de incuestionable honestidad administrativa y de profundo reordenamiento económico y social. Su gobierno fue derrocado por un golpe militar apoyado por las fuerzas más conservadoras de la nación, estimuladas y apoyadas desde el exterior. Menos de dos años después, la insatisfacción generó el levantamiento militar del 24 de abril de 1965, que tenía como objetivo el reestablecimiento del gobierno constitucional que Bosch había presidido, y la vigencia de la constitución que su gobierno había promulgado el 29 de abril de 1963, la más progresista y liberal que ha conocido la República.
Impedido de regresar al poder por la intervención militar de los Estados Unidos, apoyado por la Organización de los Estados Americano (OEA), se vio obligado, por las circunstancias, a participar en las elecciones realizadas el 30 de mayo de 1966, bajo la dirección y el control de las fuerzas intervensoras. Bosch se marchó al exterior radicándose en España, donde realizó una extraordinaria labor literaria produciendo algunas de sus obras más importantes entre las cuales están: "Composición Social Dominicana", "Breve Historia de la Oligarquía ", "De Cristóbal Colón a Fidel Castro" "El Caribe, Frontera Imperial" y numerosos artículos de diferentes géneros publicados en revistas, periódicos y otras publicaciones del país y del exterior.
Regresó a la República Dominicana en abril de 1970 con la intención de reorganizar y modernizar al PRD.
Convirtiendo a sus miembros en militantes activos, estudiosos de la realidad histórica y social de su país; su proyecto no fue aceptado por la mayoría del PRD. Las diferencias y contradicciones entre Bosch y un sector importante de la dirección de ese partido lo llevó a abandonar las filas de esa organización en noviembre de 1973 y fundar el 15 de diciembre de ese año el Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
Bajo su liderato y rectoría, el PLD se convirtió en una de las fuerzas políticas más importantes del país. Como organización patriótica y democrática tiene ganado un incuestionable crédito en la República Dominicana y en otros pueblos de América y el mundo.
Su relevante aporte a las letras nacionales y americanas en la narrativa, novelas y ensayos lo han convertido en una gloria literaria, maestro de dos generaciones de escritores, cuentistas, novelistas, ensayistas, periodistas e historiadores entre los cuales se distinguen algunas de las más sobresalientes figuras del país y de América Latina.
Su conducta patriótica, cívica, honesta, valiente y militante, como gobernante y líder lo convierten en un símbolo de la dignidad nacional y en un ejemplo a seguir para las generaciones presentes y futuras de la República Dominicana.
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viernes, 18 de septiembre de 2015
EL SANTO Y LA COLMENA DE CÉSAR NICOLÁS PENSON
El caso fue curioso, de primera.
Tomaron pie de ahí los pacíficos ciudadanos para deducir castigos providenciales y vaticinar en contra de la usurpación del territorio de la antigua Española por las engreídas huestes del afortunado sucesor del que auxilió a Bolívar.
Se había cometido una profanación, y el celo había fulminado los rayos de su ira sobre el osado perpetrador de tamaño sacrilegio.
Así lo aseguraban, juraban y perjuraban los habitantes de la ciudad capital de la Primada, y los comentarios llovían en los corrillos que era un contento.
Veían en aquel suceso una señal cierta de que el patriotismo humillado de los altivos y valientes quisqueyanos podía lisonjearse; a saber: que así como el santo de piedra aquel indignado se había lanzado de su nicho haciéndose añicos, para dar muerte al salvaje perpetrador de semejante atentado, del mismo modo se revolvería el país contra sus extraños dominadores y se harían pedazos ambos, quedando incólume el principio de la libertad y la autonomía del pueblo dominicano.
En fin, que todo era mirar aquello, considerar, santiguarse y vaticinar la multitud reunida la mañana de aquel día en el atrio de la esbelta y preciosa capilla de Regina Angelorum.
Año funesto el año 1822, había visto del vetusto régimen colonial surgir en una noche, la del primero de diciembre, una nacionalidad, el flamante Estado Libre de Haití español que había sido a la voz de un hombre ilustre, pero en mal hora inspirado, y a los setenta días justo, desaparecer bajo los cascos de los caballos de Occidente, para dar lugar a una gran hegemonía de esclavos, que se extendía del cabo Tiburón a Punta Engaño.
Núñez de Cáceres, por su ligereza o por el despecho de no haber alcanzado una gracia que pedía, según versiones, nos entregó maniatados al absorbente vecino, el cual ha sido siempre calamidad y pesadilla que no sabemos cuándo querrá Dios, o el tiempo, o el progreso, o el machete quitárnosla de encima.
Pues así como se engulle un buñuelo, nos sorbieron, sólo que del 1844 para abajo se les atragantó la espina; pero cuanto a Núñez de Cáceres, no tiene justificación, y eso se dirá en otro lugar cuan largamente se contiene.
Adueñado Jean Pierre Boyer, Presidente de Haití uno e indivisible del territorio de la inmaculada Española, sus tropas ocuparon algunas iglesia como fueron por ejemplo las del ex convento dominico y Regina Angelorum; mientras las familias azoradas se disponían a emigrar, y cerraba sus gloriosas puertas la imperial y ponticifica Universidad de Santo Tomás de Aquino que granjeó a Quisqueya el título de Atenas del Nuevo Mundo; el cual ha pasado, con el cetro de la primacía del saber, a la espiritual ciudad norteamericana.
La capilla de Regina Angelorum es uno de los más famosos y mejor construidos templos de la ciudad antigua, y da frente a la calle del mismo nombre, hacia el Norte.
Su construcción, a juzgar por su estilo, data del siglo XVII: no obedeced a ningún orden.
La fachada es sencilla sin tener nada que admirar en ella. Dividida en dos cuerpos, abajo se abren tres arcos romanos, y en el del medio, la puerta; arriba dos ventanas, a los lados, casi encima de cada ventana, una cabeza de santo, y el centro ocupándolo dos pequeños estribos entre los cuales hay un nicho con dos columnitas talladas en relieve que sostienen un frontis y sobre el frontis un medio óvalo. En la base de éste se destaca un busto de mujer coronado de laurel, encima un águila con las alas desplegadas; y a un lado y otro del busto hay más esculturas. En lo alto una cruz, a un lado y otro dos ángeles y a la derecha el campanario.
El interior es claro, bien ventilado y de agradable aspecto. Tiene imágenes no malas venidas de México y el Perú en el siglo pasado, y una Santa Lucía, costeadas por los primeros africanos llegados a este suelo.
Allí están depositados los restos del Libertador-marqués y del noble prócer Pedro Alejandrino Pina, aquél vaciado en molde antiguo.
Hacia el Oeste se prolonga un edificio vastísimo provisto de ventanas y coronado de un repecho, el cual edificio constituía el convento de monjas de Regina. Tiene espaciosos salones y patios y se comunica con el templo. La monjas abandonaron esos edificios cuando la cesión de la isla, y en 1818 las señoras Doña Francisca Perpiñán y Doña Clara González de Hernández los repararon.
Pero lo que falta en la fachada de la iglesia para completar su adorno, y en que acaso poquísimos se hayan fijado, es un santo de piedra que estuvo en el mencionado nicho hasta 1822, imagen que por extraño modo vino a su sufrir la misma suerte que el águila de piedra que estaba sobre la puerta de San Pedro, en la Catedral, que el escudo de armas del Adelantado D. Rodrigo de Bastidas sobre la capilla del Obispo de piedra, el de Ruíz Fernández de Fuentemayor, sobre la capilla de las ánimas, los de Dávila, Landeche, Oviedo y otros que estaban en casas particulares, y por último, que las armas reales que adornaban la puerta de la Fuerza, Cuartel de Milicias, Matadero y otros sitios.
La salvaje cruzada contra lo que representaba nuestros claros orígenes e ilustre abolengo, no perdonó símbolo ninguno; y milagro fue que escaparan los tantos grandiosos monumentos que hacen de la ciudad toda de Santo Domingo un monumento y el primero de América, por haber sido la primera ciudad fundada en ella.
Oían siempre los militares que ocupaban a Regina un rumor sordo que no sabían a qué atribuir, y el mejor día volvieron revolotear una abejas pues ¿Dónde cree el pío lector? detrás del santo en persona que estaba presidiendo en la fachada de la iglesia.
Vaya unas abejas antojadizas!
Ocultáronse allí los laboriosos animaluchos y laboraron calladitos su panal, seguros de gozar de inmunidad a la sombra de la venerable efigie.
No contaron con la gula de los hijos del Massacre.
Vistas las abejas por unos cuantos de ellos se les volvió la boca agua; más contentándose con mirarlas un día y otro día, sin saber cómo andaría ese panal ni como pillarle a esa altura y detrás del santo que parecía proteger a las artífices de él, con su aspecto grave y beatífico.
Seguramente "no estaban maduras".
Pero como el diablo sugiere siempre medios al que se deja tentar, hubo un mañé más emprendedor u osado que los otros, que no se conformase con estarse mirando embobado las abejitas desde la mañana hasta la noche, como un pastor de bucólicas, y ofreció por los manes de Dessalines y Biassou, coger la colmena o perecer.
Celebrándole la resolución, horoica por cierto, los compañeros, y esperaron a la siguiente mañana.
Había que vencer la altura, poner profana y sacrílega mano sobre el santo de piedra violando su dominio secular y registrarle atrevidamente las espaldas para ver dónde se ocultaban las buenas abejillas y hurtarles su codiciado fruto.
Ni siquiera pararía mientes el tuno en aquello de:Por cantar una colmena
cierto goloso ladrón
del venenoso aguijón
tuvo que sufrir la pena.
La miel (dice) está muy buena:
es un bocado exquisito;
por el aguijón maldito
no volveré a colmenar.
Lo que tiene el encontrar
la pena tras el delito!
Pero él quiso probar fortuna a todo trance, sin cuidarse de la pena amarga con tal de saborearse el dulce delito, que es precisamente en lo que neciamente, y aun abdicando la razón, incurrimos todos los días.
Armóse con una escalerita, y se dispuso a escalar el segundo cuerpo de la simplota fachada.
Debajo se agruparon los compagnons curiosos por ver cómo saldría con la suya el "goloso ladrón", y alguno que otro transeúnte se quedó parado a mirar qué diablo de empresa era aquella que entre manos traían los mañeses de Regina.
El castrador de la colmena trepó por su escalera sin ninguna dificultad y se agarró a la cornisa del primer cuerpo, begando por afirmar allí los pies, y buscando inútilmente asidero.
Sudó y se afanó en vano.Los otros le armaron una algazara infernal.
Reanimado por la gritería, el goloso descastrador redobló esfuerzos, y llegó a asomar medio cuerpo sobre el nicho de la imagen, extendiendo la mano a ver si podía alcanzar el oculto tesoro que se empeñaba en defender y encubrir el testarudo santo de piedra.
No había medio de llegar a la colmena.Nueva algazara de los de abajo.
Por fin, aburrido y desesperado, y anda mais, probando ya la pena sin consumar el delito, pues las alarmadas moradoras del nicho revueltas empezaban a zumbar roncas y amenazantes en torno del ladrón, echó el resto, jugó el todo por el todo y con fuerza empuñó el ropaje del santo, que no pestañeó siquiera.
Creyó el insensato que la pesantez de la imagen o las raíces que había echado en su secular asiento serían parte a prestarle un apoyo suficiente para invadir el nicho y reducir a las iracundas abejas a su última trinchera; y así fue que no se cuidó primero de pensar en leyes de equilibrio ni nada de eso, sino que resueltamente se encaramó al nicho y dio un apretado y místico abrazo al impasible santo de piedra.
Noramala!
El santo de piedra (y es fama que lo vieron demudarse y echar chispas por los apagados ojos) se indignó tanto de verse así sobado y profanado por un salvaje invasor hereje, que, sin encomendarse a Dios ni al diablo, se arrojó de lo alto del nicho de la calle, llevándose en su tremebunda caída al infeliz haitiano.
Viéronle venir los de abajo y se desbandaron.
La irritada efigie calló en la calzada del atrio y se hizo pedazos, y bajo se peso aplastó al sacrílego y osado profanador de abejas santas y santas imágenes.
Se oyó angustiado gemido, y un río de sangre brotó entre los despedazados miembros del santo de piedra.
La muchedumbre se agolpó allí estupefacta.
Es imposible pintar los gestos trágicos y las cómicas morisquetas y voces lamentables de las comadres.
-¿Lo ve Ud.? Jesús, Ave María Purísima! Profanar esos bárbaros las iglesias, y después poner la mano en los santos!
-Buenísimo! juraba una energúmena, haciendo bailar en el aire unos dedos flacuchos con uñas como bayonetas.
Los del sexo varón se compungían y encogían de hombros; y todos admitían que aquello tenía que resultar infaliblemente; porque Dios no podía mirar con ojo quieto que le ocupasen así no más sus casas, y de ñapa que le sobasen sus santos, aunque estuviesen encaramados en las nubes.
De ahí, como dijimos, se extendió la consideración hasta juzgar y creer que aquella usurpación inicua de nuestro territorio tenía también que acabar mal, exactamente como el ladrón de la colmena y el santo de piedra.
El nicho en que estuvo éste, se ve hoy vacío.
Muchos como yo, se habrán preguntado acaso más de una vez, por qué está ese nicho vacío.
Ahí ha quedado como señal de aquella nefasta época.
martes, 25 de agosto de 2015
Ficha biográfica de Máximo Gómez
Máximo Gómez, nació en Baní en el año1836. Se formó como militar en República Dominicana y luego se trasladó a Cuba, donde se convirtió en héroe de la Guerra de la Independencia. Entre sus escritos se encuentra el Diario, de excepcional interés histórico en cuanto a que constituye uno de los documentos más relevantes sobre la Guerra de la Independencia Cuba. Otras obras suyas son: Recuerdos a mis hijos (1881), Desde Cuba libre (1896, 1903), Revoluciones, Cuba y Hogar (1927).
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